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lunes, 25 de mayo de 2015

Las Ilusiones De La Matrix: La Ilusión De La Prosperidad

Las Ilusiones De La Matrix: La Ilusión De La Prosperidad



“Vivimos en un mundo vulgarmente dominado por la “magia”, vivir pareciese que se ha convertido en todo un “arte escénico” y subjetivo; en un espectáculo manejado desde las más altas esferas de poder con habilidad e ingenio”



La Ingeniería Social Del Consumo.

“Me encanta ver cuantas cosas no necesito para ser feliz“ – Sócrates –

En los tiempos de la sociedad de consumo, uno de los errores más frecuentes que comenten las personas es basar su felicidad en las cosas que poseen o que quieren poseer. Las campañas de marketing nos bombardean constantemente y hasta cierto punto moldean, queramos o no, nuestra forma de pensar y lo que deseamos. Lo publicistas hacen muy bien su trabajo y nos ofrecen píldoras de felicidad en forma de cosas, de objetos. Se nos venden el estilo de vida de los ricos y famosos como un mundo de ensueño. De igual modo, en el mundo actual se identifica éxito personal con dinero y bienes materiales. En muchos casos se trata de cosas que nunca podremos llegar a tener, lo que si nos volcamos únicamente en el materialismo, nos puede generar frustración, estrés y ansiedad.


A pesar de las sucesivas crisis y recesiones económicas, objetivamente, vivimos mucho mejor y tenemos muchas más cosas (hablando en término generales) que hace cincuenta años; sin embargo, es un hecho que cada vez hay más personas con depresión.

Adornarse con ropa y accesorios caros, y amasar colecciones de posesiones materiales que serían la envidia de cualquier monarca del siglo 19 se ha convertido en un sustituto de la verdadera prosperidad. 

Uno de los motores que mueven al sistema es el consumo, por eso ellos han hecho de nuestras sociedades entidades “consumitas” y nos encierran en círculos viciosos para que nunca dejemos de comprar. El capitalismo utiliza los grandes medios de comunicación para bombardear a las personas con toneladas de publicidad, haciendo, incluso, que muchas personas alteren su conducta, volviéndose compradores compulsivos.


Las técnicas científicas de exploración de cerebros, con su capacidad de medir y estudiar la reacción conductual frente a determinados mensajes, son una herramienta que utilizan las grandes empresas concentradoras del mercado para imponer y vender sus productos a escala masiva. Pero así así como estas técnicas permiten potenciar el consumismo de productos, también (aplicadas en otras áreas) sirven para potenciar a escala masiva candidatos electorales, proyectos políticos, reglas de conductas y normas sociales impuestas por el sistema sobre la base del deseo de aceptación o el temor al rechazo.

El marketing y las neurociencias han dado origen al neuromarketing, una disciplina que en menos de una década ha permitido conocer mejor el proceso de compra, las emociones que se involucran en la elección, la música que invita a recorrer los centros comerciales, y los aromas que predisponen a las personas a consumir más.

En su definición más clásica, el neuromarketing consiste en la "aplicación de técnicas pertenecientes a las neurociencias, en el ámbito de la mercadotecnia", estudiando y experimentado los efectos interactivos que la comunicación produce en el cerebro humano con el objetivo de predecir y/o condicionar la conducta del consumidor.


También se denomina neuromarketing al estudio de los efectos que produce la publicidad en el cerebro, y en qué medida ésta afecta la conducta de los posibles consumidores masivos de productos.

Se trata, de un tipo especializado de investigación de mercados adoptado por las grandes corporaciones trasnacionales, que utiliza mediciones biométricas (actividad cerebral, ritmo cardíaco, respuesta galvánica de la piel...) de los sujetos estudiados para obtener conclusiones, y sobre la base de esas comprobaciones planificar campañas publicitarias para imponer consumo de productos a escala masiva.

Mucha gente experimenta una sensación de felicidad al comprar cosas, pero se trata de una emoción pasajera, un espejismo. El hecho es que mientras más cosas tenemos, más efímera es la emoción que produce adquirir y acumular nuevas cosas. Algunos se dan cuenta demasiado tarde que ha gastado mucho dinero en cosas que no necesitan, y que no le dan satisfacción.


No se trata de ser un ermitaño, e irnos a encerrar en una caverna, ser apático a los adelantos tecnológicos, y de rotundamente decidir no comprar bienes; la cuestión es la moderación y razonar, que si tienes que trabajar como un esclavo para pagar los créditos y las facturas de lo que compras, te va a quedar muy poco tiempo para experimentar actividades placenteras que realmente te llenen y te hagan ver la vida de manera positiva. 

Mantener la ilusión de prosperidad, sin embargo, es crítico para nuestra economía como está, porque su fundamento está basado en el consumo, el fraude, el crédito y la deuda.

El sistema bancario en sí ha sido diseñado de arriba hacia abajo para crear riqueza ilimitada para algunos mientras grava para la eternidad al resto de nosotros. La verdadera prosperidad es un ambiente vibrante y una abundancia de salud, felicidad, amor y relaciones.


La verdadera prosperidad es un ambiente vibrante, con abundancia de la salud, la felicidad, el amor y las relaciones. A medida que más gente perciba a los bienes materiales como una forma de auto identificación con la cultura actual, nos alejaremos cada vez más de la experiencia de la verdadera prosperidad.


Fuentes:

http://www.lavidapositiva.com

http://www.wakingtimes.com

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